Depresión: El Secreto Letal del Hombre
La noticia se viralizó en un instante: “Pastor cristiano, que sufría de depresión, comete suicidio. Esposa e hijos sufren su partida.”
La noticia dolió. No hay otra forma de decirlo. El sólo imaginar el sufrimiento de esta familia me entristeció por completo pero, por alguna razón, el enterarme de esta tragedia fue diferente. Quizás porque se trataba de un pastor cristiano o quizás porque este hombre de Dios, que había sido muy abierto acerca de su padecimiento con la depresión, terminó perdiendo la batalla.
Lo cierto es que, al ver la típica reacción de una buena parte de las personas, decidí que era momento de adentrarme en la conversación, porque cuando hablamos de depresión en hombres, los tabúes son destructivos.
Ahora, es momento que sepas, apreciado lector, que cuando hablo de depresión, no lo hago desde las gradas sino desde el frente de batalla. Por muchos años ignoré la realidad de lo que me ocurría y cuando comencé a entender que era una persona que padecía de depresión, decidí no pedir ayuda por años.
Me sentía avergonzado por no ser capaz de controlar mis emociones y ser normal.
Me sentía débil. Inválido. Poco hombre. Así que los momentos más oscuros de mi vida no tardaron en llegar y pronto comencé a contemplar quitarme la vida.
La situación tenía que cambiar. Así que en lugar de continuar el mismo camino que llevaba transitando por años, decidí buscar ayuda y la medicación necesaria.
El mundo cambio de golpe. Al fin, pude ver. Sentir. Ser. Los antidepresivos le dieron a mi cerebro lo que le faltaba.
Siempre explicó esta situación de la siguiente manera:
Sufrir de depresión es como ser el encargado del cuarto de máquinas que te mueve como persona, pero en lugar de estar dentro, en control, manejando, estás afuera. La puerta cerrada, sin manija ni ranura de llave, y solo ves el cuarto de máquinas a través de una ventanilla. Dentro, un hombre vestido con una capa negra, a diario mueve tus máquinas. Desde allí ves lo que puedes hacer, lo que deberías hacer, pero no puedes hacerlo. Entonces usas antidepresivos y de pronto derribas la puerta, entras en tu cuarto de máquinas, por primera vez en mucho tiempo, y sacas al hombre oscuro a patadas. Así vuelves a estar al volante.
Gracias a Dios y a mi familia logré salir de ese lúgubre lugar. Desde entonces, he aprendido mucho acerca de la depresión, sus efectos, especialmente en hombres, y de los estigmas que rodean este problema.
El problema principal se puede resumir en una frase:
Los hombres no tienen permitido padecer depresión.
Es la regla cultural bajo la que vivimos; cualquier atisbo de emoción es una señal de debilidad y, tal cosa, es perjudicial para nuestra masculinidad y hombría.
El problema es que un buen número de hombres sufren depresión a diario, y muchos más han experimentado episodios depresivos debido a diferentes factores. Algunos, sin saber qué hacer, llegan a quitarse la vida.
De acuerdo a la La Asociación Americana de Suicidología la depresión está presente en la mitad de todos los suicidios cometidos en los Estados Unidos y, debido a que los hombres son mucho más propensos a usar métodos completamente letales al momento de intentar quitarse la vida, la situación es más que alarmante.
Estas muertes pudieran evitarse con la ayuda necesaria, pero, en nuestra sociedad, la ayuda en este respecto es una muleta más que una mejoría. Como hombre, pedir ayuda, es degradarse. Es aceptar que no eres capaz de lidiar con tus emociones y, por lo tanto, no mereces el respeto ni el apoyo de nadie.
Solemos encontrar hombres luchando con depresión de manera equivocada: entregándose a vicios, ira o pereza. Es por esto que es común entre hombres recomendar una noche de tragos y sexo para eliminar las emociones negativas.
Lo cierto es que los hombres no saben manejar la depresión
(ni ninguna de sus emociones, la verdad) ni ayudar a otros hombres que la padecen.
La sociedad no ayuda en lo absoluto tampoco. Es abismal la ignorancia en cuánto a lo que la depresión es. Solemos escuchar comentarios como “¿Cómo pudo hacer algo así? ¡Es la persona más egoísta que existe!”, “¡que cobarde, quitarse la vida en lugar de enfrentarla!”,”¿es que acaso no pensó en su familia?” Comentarios que parecen ser justificados ante la gravedad de la situación pero que carecen de toda base y veracidad.
Este pensar pulula en la sociedad y desde muy chicos entendemos que hablar de depresión o siquiera sentirse deprimido, es una falla del carácter que tiene que ser erradicada de inmediato. Por lo que buscamos tomar el asunto en nuestras manos, sin dirección ni estrategias adecuadas. El resultado siempre es negativo, y como en el caso de este pastor, letal.
Así que es momento de destruir estos paradigmas de raíz.
Antes de continuar, es importante diferenciar “Depresión” de “episodio depresivo.”
La persona que sufre depresión es aquella que no logra salir del círculo de emociones y pensamientos negativos por largos periodos de tiempos. Sin importar la situación o el momento de vida en que se encuentre, esta persona siempre está decaída, triste, malhumorada, indiferente, sin ganas de hacer o actuar. Esta es la depresión que conozco y la que muchos padecen.
Por otra parte, todos experimentamos episodios depresivos de cuando en cuando en nuestras vidas. La muerte de un ser querido, la pérdida de algo importante, material o no, o cuando una desgracia nos acontece. Estas y otras situaciones pueden sumirnos en la tristeza y hasta en depresión por cierto tiempo. Es saludable, necesitamos curar nuestro ser y sufrir el momento para luego avanzar y regresar a nuestro estado ánimo normal. Las emociones pasarán y eventualmente sonreirás de nuevo. Es importante mencionar que para algunas personas un episodio depresivo puede transformarse en Depresión al no ser manejado de manera correcta.
Habiendo clarificado lo anterior, a destruir paradigmas…
Sentirse deprimido no es algo que debe avergonzarte
El machismo y la masculinidad distorsionada que ha infectado la sociedad desde hace muchas generaciones, ha exigido a los hombres, no sólo comportarse y pensar de cierta manera, sino ser un tipo particular de hombre. Entre esas etiquetas encontramos el nunca mostrar debilidad. Aunado a esto tenemos el ocultar emociones. Por lo que cuando un hombre se siente deprimido, abrirse acerca de sus emociones con las personas que lo rodean es casi imposible, mucho menos cuando la estigma de la debilidad está asociada a las emociones.
Señores, tenemos que entender que la depresión NO es una muestra de debilidad, sino una condición que debe ser tratada, tal cual lo es una bacteria, un cancer, un resfriado. Sin ayuda, está condición crecerá hasta hacerse incontenible. Si en este momento te encuentras deprimido y es algo más que tristeza temporal, expresa tus emociones con la persona que puede ayudarte.
Por otro lado, si sospechas que alguien que conoces se encuentra en depresión, comunícate con esta persona, él necesita ayuda y, muy probablemente, su orgullo le impide pedirla.
La depresión no es tu culpa
Me costó entender esto porque veía los resultados de mi conducta en mi familia. Yo era el causante de esta situación. Cuando llegaba a casa, el ánimo cambiaba a uno menos emocionante, frío y opacado . Yo no lo notaba de inmediato, pero pronto comprendía que yo era la razón de este problema. Convivir con una persona que padece de depresión es una de las tareas más difíciles de lograr porque la depresión destruye, no sólo al que la porta, sino a todo el que esté cerca.
Sin embargo, entiéndelo, no es tu culpa. La vida te entregó una mala mano, pero eso no quiere decir que tengas que perderlo todo y destruir a los que te rodean. Créeme, el beneficio de saberse en control de tus emociones supera en demasía la supuesta humillación de la ayuda psicológica o de medicación.
Si te encuentras viviendo o compartiendo tu vida con un hombre deprimido, mis respetos. No es fácil, y es la mayor muestra de amor que puedas entregar a una persona en esta condición. No obstante, no tienes que vivir así, busca ayuda. Puedes amar mucho pero ese amor morirá si la situación no cambia. Aprende a cómo lidiar con esta situación y motiva al hombre en depresión a hacer lo correcto. Si tus argumentos no son suficientes, busca el apoyo de otros que puedan intervenir en la situación. Por lo que más quieras, no permitas que el tiempo continúe corriendo y que este cancer mental continué creciendo.
Esta bien pedir ayuda
¡Maldita sea, es tu vida la que está en riesgo!
Tu familia pende de un hilo. Tus conocidos se duelen contigo a diario. No es justo para ellos. No es justo para ti. Los estigmas que la sociedad implantó en los hombres no justifica vivir de esta manera. Así que busca ayuda. Una visita al doctor puede decirte más de lo que has intentado resolver en años. Si el doctor define que necesitas medicación, es porque la necesitas. No importa cuánto hagas, la medicación es necesaria porque esta producirá lo que naturalmente no puedes producir. No importa que tanto trates mentalmente, no existe nada que puedas hacer cuando no tienes las herramientas para luchar.
Un hombre que sufre depresión no es débil o menos hombre
Es todo lo contrario. Un hombre deprimido que quiere salir de ese pesar está demostrando una fortaleza superior. La gran mayoría de las personas deciden dar rienda suelta a sus emociones nocivas y no salen de casa, pierden sus trabajos, se divorcian, caen en adiciones, lo pierden todo… Se requiere valor para vivir con depresión y mucho más para pedir ayuda. Entiéndelo, estar deprimido no te hace menos hombre, sólo te convierte en un paciente que necesita ser tratado.
Los psicólogos no son para gente loca
Señores, la sociedad puede ser muy ignorante en muchos aspectos; éste es uno de ellos. Luego de realmente entender lo que la depresión es, me di cuenta que un psicólogo o psicoterapeuta básicamente es un doctor que sana enfermedades mentales. Así como un traumatológico interviene en tus huesos y los repara, un odontólogo lo hace con tus dientes, un cardiólogo lo hace con tu corazón… un psicólogo lo hace con la parte consciente y subconsciente de tu mente –lugar al que sólo se puede acceder con el trabajo intencional de un especialista que conoce lo que hace. Sufrir de depresión y adentrarte en la oscuridad de tu mente es como dejar una cortadura profunda sin sutura, sin desinfectarla y sin tratamiento alguno. No permitas que esto ocurra. Es tu salud la que está en juego. Acude a aquel que puede ayudarte.
El deprimido no es egoísta
Si haz estado en depresión, entiendes lo que quiero decir. Lo único que haces es pensar en que tan poco valor añades a tu familia y seres queridos, que tienen que lidiar contigo a diario. Como hombre, la solución es simple, borrarte de la pintura.
Te entiendo, pero eso no resolverá el problema. Tienes herramientas a tu disposición. Lo único que tienes que hacer es dejar los prejuicios, dudas y miedos a un lado y confiar en este concejo:
“existe cura para la depresión, sólo tienes que buscarla.”
No permitas que tu mente gane más terreno del que puedes ceder y ya no exista vuelta atrás. Gana la batalla antes de que se intensifique más allá de lo que puedas resistir.
El orgullo y el ego no te van a salvar
Se entiende que en la mitad de todos los suicidios la depresión es un factor determinante. Por favor, no asumas que estos hombres no tuvieron la fuerza ni la voluntad necesaria para no quitarse la vida, o que no pensaron en sus seres queridos. La realidad es que eran fuertes, tenían la voluntad de mejorar y su familia era lo primero en su corazón, pero así como un cancer, poco importa lo que puedes hacer o querer sin el tratamiento adecuado. Así que, despréndete de ese orgullo que se te ha inculcado a fuerzas que dice que un hombre es aquel que sufre solo y resuelve solo. Este pensar es lo que lleva a muchos a trágicas consecuencias.
Caballero, un mundo completamente diferente te espera del otro lado de la ayuda
La vida puede convertirse en la mayor bendición posible. La alegría y la felicidad para ti y las personas que te rodean está a la vuelta de la esquina. Lo único que tienes que hacer es saltar la barrera que te separa del bienestar y hacer lo necesario para mejorar, sin tabúes, orgullo ni miedos.
Hoy entiendo que la depresión es algo que está en mi y estará por siempre allí, pero no tengo que rendirme ante ella. Tengo herramientas a mi favor.
Yo entré en el cuarto de máquinas, cerré la puerta y quebré la llave. Ahora el hombre oscuro es el que mira desde la ventanilla del otro lado de la puerta. Siento su mirada en todo momento pero yo manejo mi vida con una sonrisa. No tengo nada que temer. Estoy en control. Estoy alegre.
Soy feliz.
No esperes más y… por todo lo que más quieras, busca ayuda.